Conoce todos los secretos del agua en tu organismo

En KARE conocemos todos los secretos del agua en tu organismo. El verano es la época en que nos acordamos de beber agua. Cuando nos atacan las olas de calor, enseguida aparecen
los medios de comunicación explicándonos la necesidad de mantenernos hidratados para evitar problemas de salud.
Aunque es en estos momentos de calor cuando sentimos sed y bebemos más, el cuerpo necesita agua para mantener sus funciones durante todos los días del año.
Hoy me gustaría hablarte del agua, cuáles son sus funciones dentro de tu organismo y por qué es imprescindible para la vida. Y la gran pregunta: ¿cuánta agua necesito beber al día?

SOMOS AGUA

El cuerpo se compone en su mayor parte de agua. El procentaje varía según el sexo y la edad, pero, como media, las mujeres tienen un 50-55 % y los hombres un 60 %.
La diferencia se debe a que las mujeres tienen más cantidad de tejido graso que los hombres y la grasa contiene un menor porcentaje de agua.

Asimismo, a medida que envejecemos perdemos masa muscular, por lo que la cantidad de agua también se reduce con los años.
Dentro del cuerpo, la cantidad de agua presente en los diferentes órganos y tejidos es muy variable. Desde el 83 % que encontramos en la sangre hasta el 10 % del tejido adiposo.
El agua corporal se encuentra repartida entre el compartimento intracelular y el extracelular. El intracelular es el mayor y lo forman aproximadamente dos tercios del agua total del cuerpo. El extracelular se divide entre el líquido plasmático y el intersticial.

¿QUÉ FUNCIONES CUMPLE EN AGUA EN EL CUERPO?

El agua cumple innumerables funciones para la vida. Aquí me gustaría citar algunas de las más importantes para ayudarte a comprender la necesidad de mantener un nivel adecuado de hidratación corporal.

•Es el componente principal de muchos de los líquidos del cuerpo, como los jugos gástricos, la bilis, la sangre o el líquido sinovial.
•Forma parte del mecanismo de regulación de la temperatura corporal mediante la sudoración.
•Es el vehículo para la eliminación de las sustancias de desecho filtradas por el riñón a través de la orina.
•También forma parte de los mecanismos de transporte de los nutrientes hacia las células.
Estos son solo algunos ejemplos que muestran cómo es imprescindible mantener los niveles de hidratación si queremos conservar el organismo funcionando a pleno rendimiento.

• ¿QUÉ SENTIMOS CUANDO NOS DESHIDRATAMOS?

El primer signo de deshidratación que sentimos es la sed. Puede que notes la boca seca o pegajosa y además la orina sea oscura y concentrada. También puedes sentir dolor de cabeza o calambres musculares. Todos estos son síntomas de una deshidratación leve.
Cuando avanza y el cuerpo sigue sin recibir el líquido que necesita, el volumen de orina disminuye aún más y puede llegarse a la anuria, es decir, ausencia total de orina.
La piel está seca, la respiración y la frecuencia cardiaca se aceleran y los ojos se ven hundidos.
Estos síntomas físicos se pueden acompañar de cambios en el comportamiento como confusión, aturdimiento o irritabilidad.
El último estadio es el delirio, la inconsciencia y el shock por la falta de flujo sanguíneo suficiente.

Y LA PREGUNTA FINAL: ¿CUÁNTA AGUA DEBEMOS BEBER?

Esta es una pregunta con difícil respuesta ya que el valor depende de muchas variables.
Lo primero que debes saber es que a diario pierdes agua debido a procesos fisiológicos: por la respiración, el sudor, la orina… todo este agua debe ser repuesta.
También hay que tener en cuenta que la ingesta de agua se produce a través de los líquidos pero también, en un porcentaje menor, de la comida.

Tus necesidades dependen de diversos factores. Por ejemplo, de la cantidad de ejercicio físico que realizas, de la zona climática en la que vives, de si estás embarazada o en periodo de lactancia e, incluso, de tu estado de salud ya que si tienes fiebre o una gastroenteritis la pérdida de agua será superior.
Por tanto, puedes tomar como referencia los ocho vasos de agua al día. Es una cifra fácil de recordar y una buena base. A partir de ahí, valora tus necesidades personales.
Si no sientes sed habitualmente, tu piel no está seca y la orina es clara o incolora, tus necesidades de líquido estarán cubiertas.

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